"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
|
14-06-2011 |
Carta al Presidente Chávez del Secretario General del Partido Comunista Brasileiro
Iván Pinheiro
Quien le escribe esta carta, que posiblemente no leerá, es solamente uno de los millares y millares de militantes antiimperialistas que, en todo el mundo, viene respaldando la revolución bolivariana, simbolizada en su persona, y que hace más de diez años promueve cambios progresistas en Venezuela, la cuales repercuten positivamente entre los pueblos, sobre todo en América LatinaMe enorgullezco de haber estado varias veces en la querida Venezuela cumpliendo la honrosa tarea de comprometer el modesto apoyo del Partido Comunista Brasileiro ( PCB ) a este profundo proceso de cambios, para lo cual su liderazgo ha sido fundamental. Quien le escribe, por lo tanto, es un aliado, no un adversario. Un aliado como muchos esparcidos por el mundo y que, en nuestros países –componiendo una red internacional espontánea de apoyo político a la revolución bolivariana–, defendemos su gobierno frente a la sistemática campaña de satanización que promueven los medios hegemónicos.
La confianza en su firme liderazgo me llevó, y ciertamente a muchos de sus aliados, a un silencio cómplice, cuando su gobierno entregó al Estado español a militantes vascos que vivían en Venezuela. Reincidimos en la complicidad cuando, al inicio de este año, comenzaron las “repatriaciones” de insurgentes a Colombia.
Algunos comenzamos a desconfiar de que no se trataba sólo de concesiones en nombre de las llamadas razones de Estado, sino de indicios de una inflexión política, cuando, por su decisión personal, el periodista Joaquín Pérez Becerra fue entregado a Colombia sin la mínima justificación convincente. Él vivía y trabajaba legalmente en Suecia, donde obtuvo ciudadanía, después de huir de la muerte en su tierra, hace veinte años, para no ser uno más de los 5.000 militantes de la Unión Patriótica asesinados por el terrorismo de Estado colombiano. Su “repatriación” se dio sin el debido proceso judicial y sin que pudiese tener acceso a diplomáticos suecos ni a parlamentarios y abogados venezuelanos que intentaron verlo.
La reciente detención en Venezuela de Julián Conrado, cantautor revolucionario colombiano, en una operación conjunta entre agentes de los dos países vecinos, aumenta nuestras preocupaciones. El anuncia de la operación fue hecho por el propio presidente de Colombia, al revelar un acuerdo bilateral para la captura en territorio venezolano de militantes colombianos, obligados a atravesar la frontera para salvar sus vidas de las masacres de que son víctimas.
Es difícil creer, Comandante, por su lucidez política y experiencia, que se trate de ilusión suya de que el presidente Santos sea más “confiable” que Uribe. Al final, él fue el Ministro de Defensa de Uribe y, como tal, conductor de una política represiva que resultó en millones de campesinos desplazados de sus casas, asesinatos en masas de dirigentes populares, “falsos positivos” y más de 7.500 presos viviendo en condiciones paupérrimas, además de haber transformado su país en una base militar norteamericana contra América Latina.
Sería también mucha inocencia, Presidente, imaginar que concesiones al imperialismo disminuirán la oposición de éste y de la oligarquía venezolana a su gobierno, como si lo “perdonaran” por sus posiciones en los últimos años. La reciente retaliación a PDVSA, por parte del gobierno estadounidense, muestra que no hay concesión que satisfaga al imperialismo, que hará todo para que el próximo presidente venezolano sea un auténtico y confiable burgués a su servicio. Si no es revertida inmediatamente esta fase regresiva de su gobierno, Comandante, el precio puede ser alto, inclusive su aislamiento político, con su pérdida de confianza en sectores populares e incluso de sectores de la pequeña burguesía, sin la conquista de apoyo de las oligarquías.
Infelizmente, la estrecha alianza actual entre su gobierno y el de Colombia no se limita a la represión a la insurgencia. Los dos acaban de articular la legitimación del golpe de Estado en Honduras, patrocinando un acuerdo para que la OEA reconociese a la cruel dictadura hondureña, impuesta hace dos años con el decisivo respaldo del imperialismo norteamericano.
El acuerdo, elaborado en Venezuela y Colombia, amnistió a los golpistas y todos los crímenes que cometieron contra militantes políticos progresistas y las leyes del país. En la práctica, se trata de una luz verde para El retorno de los golpes de Estado comandados por EE.UU. en América Latina. Los gobiernos que votaron en la OEA por el reconocimiento de la dictadura hondureña cavaron su propia tumba y la de sus sucesores.
Es increíble que justamente el Comandante Hugo Chávez, víctima, en 2002, de un golpe semejante al que sufrió Zelaya, haya sido el principal propulsor de este acuerdo. Hay que recordar que fue el pueblo venezolano el que, en las calles, derrotó el golpe y rescató a su Presidente para que regresara al gobierno con fuerza política, a diferencia de cómo regresa Zelaya a su país, como si fuese una concesión, una moneda de cambio, un premio de consolación, teniendo que humillarse ante su pueblo, agradeciendo públicamente no sólo a Chávez, sino a Santos y al propio dictador Porfirio Lobo. Y, lo más grave, es que el acuerdo no contempla cualquiera de las justas reivindicaciones de la combativa resistencia hondureña.
Presidente Chávez: alimentamos muchas esperanzas de que reflexione sobre sus actitudes recientes y vuelva a compatibilizar su discurso revolucionario con la práctica, reencontrándose con el deseo de cambios de su pueblo y de todos los pueblos. Un buen comienzo podría ser aprovechar la estrecha relación que mantiene con Santos y el prestigio que todavía tiene en América Latina, pero no para radicalizar la militarización del conflicto colombiano, como viene haciendo, sino para impulsar en la Unasur (creada justamente como contrapeso de la OEA y frente a las bases yanquis en Colombia) el inicio de negociaciones para una verdadera paz democrática con justicia social en Colombia, cuyo conflicto jamás será resuelto militarmente, debido a que sus profundas raíces tienen razones políticas, económicas y sociales de un país en que, hace décadas, la violencia y el terrorismo han sido las armas principales de la dominación burguesa.
Esperamos expectantes sus nuevos pronunciamientos y actitudes, Comandante Chávez, confiando sinceramente que recupere la confianza que cientos de miles de personas en todo el mundo siempre le depositamos y valorice la esperanza y la seguridad de que sus actitudes antiimperialistas y progresistas aportan a la Revolución Cubana , a los pueblos del Ecuador, de Bolivia, de Nicaragua, que avanzan en sus procesos de cambios sociales y a todos los pueblos que los desean.
Río de Janeiro, 7 de junio de 2011
Iván Pinheiro* (Secretario General del PCB – Partido Comunista Brasileiro)
CARTA AO PRESIDENTE HUGO CHÁVEZ
Ivan Pinheiro (*)
Quem lhe escreve esta carta, que possivelmente não lerá, é apenas um dos milhares e milhares de militantes anti-imperialistas que, em todo o mundo, vêm respaldando a revolução bolivariana, simbolizada em sua pessoa, e que há cerca de dez anos promove mudanças progressistas na Venezuela, as quais repercutem positivamente entre os povos, sobretudo na América Latina.
Orgulho-me de ter ido algumas vezes à querida Venezuela cumprir a honrosa tarefa de hipotecar o modesto apoio do Partido Comunista Brasileiro ( PCB ) a este profundo processo de mudanças, para o qual sua liderança tem sido fundamental. Quem lhe escreve, portanto, é um aliado, não um adversário. Um aliado como muitos espalhados pelo mundo e que, em nossos países, defendemos seu governo diante da sistemática campanha de satanização que lhe move a mídia hegemônica, compondo uma rede internacional espontânea de sustentação política à revolução bolivariana.
A confiança em sua firme liderança levou-me, e certamente a muitos dos seus aliados, a um silêncio cúmplice, quando seu governo entregou ao estado espanhol militantes bascos que viviam na Venezuela. Reincidimos na cumplicidade quando, no início deste ano, começaram as “repatriações” de insurgentes para a Colômbia.
Alguns começamos a desconfiar que não se tratasse apenas de concessões em nome das chamadas razões de estado, mas de indícios de uma inflexão política, quando, por sua decisão pessoal, o jornalista Joaquín Pérez Becerra foi entregue à Colômbia sem qualquer justificativa convincente. Ele vivia e trabalhava legalmente na Suécia, onde obteve cidadania, após fugir da morte em sua terra, há vinte anos, para não ser mais um dos 5.000 militantes da União Patriótica assassinados pelo terrorismo de estado colombiano. Sua “repatriação” se deu sem o devido processo judicial e sem que pudesse ter acesso a parlamentares e advogados venezuelanos e diplomatas suecos que o foram visitar.
A detenção recente na Venezuela de Julián Conrado, cantor revolucionário colombiano, numa operação conjunta entre agentes dos dois países vizinhos, aumenta nossas preocupações. O anúncio da operação foi feito pelo próprio presidente da Colômbia, ao revelar um acordo bilateral para a captura em território venezuelano de militantes colombianos, obrigados a atravessar a fronteira para salvar suas vidas dos massacres de que são vítimas.
É difícil acreditar, Comandante, por sua lucidez política e experiência, que se trate de ilusão sua de que o presidente Santos seja mais “confiável” que Uribe. Afinal, ele foi o Ministro da Defesa de Uribe e, como tal, condutor de uma política repressiva que resultou em milhões de camponeses deslocados de suas casas, assassinatos em massa de dirigentes populares, “falsos positivos” e mais de 7.500 presos vivendo em condições abjetas, além de ter transformado seu país numa enorme base militar norteamericana contra a América Latina.
Seria muita inocência também, Presidente, imaginar que concessões ao imperialismo diminuirão a oposição deste e da oligarquia venezuelana a seu governo, como se o “perdoassem” de suas posições nos últimos anos. A recente retaliação à PDVSA, por parte do governo estadunidense, mostra que não há concessão que satisfaça o imperialismo, que fará de tudo para que o próximo presidente venezuelano seja um autêntico e confiável burguês a seu serviço. Se não for revertida imediatamente esta fase regressiva de seu governo, Comandante, o preço pode ser alto, inclusive o seu isolamento político, com a perda de confiança de setores populares e até mesmo de camadas da pequena burguesia, sem a conquista de apoio das oligarquias.
Infelizmente, a estreita aliança atual entre seu governo e o da Colômbia não se limita à repressão à insurgência. Os dois acabam de articular a legitimação do golpe de estado em Honduras, patrocinando um acordo para que a OEA reconhecesse a cruel ditadura hondurenha, imposta há dois anos com o decisivo respaldo do imperialismo norteamericano.
O acordo, costurado na Venezuela e na Colômbia, anistiou os golpistas e todos os crimes que cometeram contra militantes políticos progressistas e as leis do país. Na prática, trata-se de um sinal verde para a volta dos golpes de estado comandados pelos EUA na América Latina. Os governos que votaram na OEA pelo reconhecimento da ditadura hondurenha cavaram sua própria sepultura e a de seus sucessores.
É inacreditável que exatamente o Comandante Hugo Chávez, vítima, em 2002, de um golpe semelhante ao que sofreu Zelaya, tenha sido o principal avalista deste acordo. E lembrar que foi o povo venezuelano que, nas ruas, derrotou o golpe e resgatou seu Presidente para que voltasse ao governo com força política, diferentemente de como volta Zelaya a seu país, como se fosse uma grande concessão, uma moeda de troca, um prêmio de consolação, tendo que se humilhar perante seu povo, agradecendo publicamente não apenas a Chávez, mas a Santos e ao próprio ditador Porfírio Lobo. E o mais grave é que o acordo não contempla qualquer das justas reivindicações da combativa resistência hondurenha.
Presidente Chávez: nutrimos muitas esperanças de que reflita sobre suas atitudes recentes e volte a compatibilizar seu discurso revolucionário com a prática, reencontrando-se com o desejo de mudanças do seu e de todos os povos. Um bom começo poderia ser se valer da estreita relação que mantém com Santos e do prestígio de que ainda dispõe na América Latina, não para radicalizar a militarização do conflito colombiano, como vem fazendo, mas para pautar na Unasul (criada exatamente como contraponto à OEA e em face das bases ianques na Colômbia), o início de negociações para uma verdadeira paz democrática com justiça social na Colômbia, cujo conflito jamais será resolvido militarmente, pois suas profundas raízes residem em razões políticas, econômicas e sociais de um país em que, há décadas, a violência e o terrorismo têm sido as armas principais da dominação burguesa.
Aguardamos ansiosos seus novos pronunciamentos e atitudes, Comandante Chávez, esperando sinceramente que recupere a confiança que centenas de milhares de pessoas em todo o mundo sempre lhe depositamos e valorize a esperança e a segurança que suas atitudes anti-imperialistas e progressistas agregam à Revolução Cubana, aos povos do Equador, da Bolívia, da Nicarágua, que avançam em seus processos de mudanças sociais, e a todos os povos que as desejam.
Espero estar encerrando aqui não uma carta de despedida, mas de reencontro.
Rio de Janeiro, 7 de junho de 2011
Ivan Pinheiro* (Secretário Geral do PCB – Partido Comunista Brasileiro)
Copyright © 2007 SURda All rights reserved. webmaster@surda.se | |